Y quizás podrías verme,
Entrando en tu habitación,
Mirándote mientras me extrañas,
Añorando en muerte tocarte en vida,
Quizás podrás verme,
Si al llorar sobre tu cama vacía,
Te das cuenta que nunca me marche,
La eternidad parecía ínfima sin ti,
Y el edén jardín de niños sin tu olor.
Ahora, cuando no estoy,
Para que beses mis labios,
Beso los tuyos, y sientes cosquillas,
Culpas al viento, que te rosa y da frio,
Ahora, lloran las rosas del jardín,
Pues lamentan mi ausencia,
Más date cuenta que sigue floreciendo,
En complicidad conmigo,
Para llegar a ti como regalo divino.
No llores,
Tus lágrimas son sagradas,
Los ángeles están consagrados a ti,
Los santos sufren con tus heridas.
Aquí estoy,
Cuando pienses en mí,
Te beso, con el roce del viento,
Acaricio con la paciencia del tiempo,
Añoro con la pasión del océano,
Recuerda, del mar soy imitador,
A ti volveré siempre,
Aunque parezca que me alejo,
Sin importar que la muerte nos separe,
A ti volveré siempre,
No llores más,
Aquí estoy contigo.