jueves, 9 de febrero de 2012

De tu ausencia


Ahora que no estás,
Las lágrimas se han secado,
Mis latidos han mermado,
Y la pasión está marchita.

Pero te busco en el espacio,
Que en mi cama solías ocupar,
Abraso el aire y lloro porque no estás,
Mis abrazos lamentan tu ausencia,
Como las nubes tempestuosas,
Ante un ángel que ha muerto;
Te extraño, eso dice mi espíritu,
Mi alma lo asegura y mi razón no lo acepta.

Cae la lluvia y yo con ella,
Llorando, aquello que se desvanece
Entre las gotas que se mesclan,
Con mis lágrimas y penas;
Tu recuerdo está intacto,
Para cuidarlo, te pienso a diario,
Te nombro en el vacío,
Aunque digan que he enloquecido,
Y mi mente quizás lo asegure,
Ahora demente frente a tu ausencia.

Suenan las campanas de las iglesias,
Con ellas descubro que el día inicia,
Pero no estás,
Vuelvo a intentar dormir,
Tratando encontrarte en mis sueños,
¡Pero ya no estás!,
Abraso el aire en mi cama,
Y lloro tu ausencia en mi vida,
Aunque hace mucho,
Te la hubieres llevado.

La madrugada es fría,
Mucho más sin ti,
Me abriga tu ausencia,
Y el lamento que se torna oración,
Implorando una vez más poder,
Volar cometas de colores,
Bautizadas con nuestros nombres,
Imploro poder una vez más,
Decir que te amo,
Rosando tus pecas con mis besos,
Y descansando a tu lado.

Pero gracias, la vida me enseña,
Que vivir significa amar y llorar,
Añorar y lamentar, extrañar.
Por hacerme vivir, gracias,
Aunque eso signifique dolor.


martes, 7 de febrero de 2012

Caen pétalos en tu honor.


De la manera más absurda,
 Aquella que no soñaste,
Dejaré caer pétalos sobre ti;
Con el filo de los mismos,
Cortaré tu respiración,
Y con mis labios te curaré,
Mientras mis manos atrapan,
Tus suspiros en el aire.

Con cinco pétalos
Cubriré tu cuerpo desnudo,
En tu monte de Venus uno amarillo,
Que simbolice el sol que ocultas más abajo,
Ardiente, hirviente, peligroso,
Deseoso por sentir mis labios,
Ansioso por consumirme con su calor;

En tu ombligo uno blanco dejaré caer,
Señal de la criatura que llevarás,
Con amor lo desearé, con cariño lo querré,
Mi vida por el daré, bendito seré,
Pues el hijo de tu vientre,
Mi hijo será.

Un pétalo rojo en cada pezón,
Augurios del fervor con que los amo,
Símbolo del deseo con que los beso,
Señal del ruego suspirado y apasionado
Que me declamas, pidiendo que los hagan míos,
Dos pétalos rojos, cubrirán dos obras de arte,
Mil emociones, un solo amante,

Dos pétalos rojos usaré para acariciarte,
Y en el nombre de ellos, pedirás un quinto pétalo,
Que silencie el estruendo de tus gemidos,
Luego de encender el primer pétalo,
Con el fuego de mis embestidas.

Será entonces cuando aparezca el rosado,
Un quinto pétalo, que tratará de besarte,
Simbolizará mis labios sobre los tuyos,
Diciendo en un beso cuánto te amé,
Al poner cada uno de los pétalos,
Y cuanto amaré, el quitarlos con mi piel.

De la manera más absurda,
Aquella que no soñaste,
Cubriré tu desnudes,
Con pétalos perfumados con mi vida,
Y en cada uno de ellos,
Te la entregaré.

lunes, 6 de febrero de 2012

Visita eterna.

Aun recuerdo aquel día,
En que desconocía quién eras,
Caminabas hacia mi vida,
Parecía que supieras que entrarías…
Y nunca más saldrías.         

Te aproximaste, me tocaste,
Con tu sonrisa acariciaste lo intocable,
Entonces ame lo innombrable,
Y abriste la puerta de mi alma,
Entraste al brillo de mis ojos, y me amaste;
Finalmente, decidiste nunca salir de allí,
Y fundirte conmigo, y yo contigo.

Aun recuerdo, cómo me viste,
Con aquellos ojos negros,
Hoy cubiertos por anteojos,
Pero igual de brillantes por el amor;
Llegaste a mi vida,
Tocaste la puerta con clamor,
Y entraste derrumbando muros
Con latidos de pasión y deseo.

Llegaste, aun lo recuerdo,
Y nunca más partiste,
Regaste pétalos sobre mis lamentos,
Entraste, para nunca más partir,
Y dormir en mi interior,
Usando mi alma como cama,
Espíritu como cobija,
Amor como refugio.

Entraste en mi vida,
Y de ella, nunca saliste,
Así me pediste que sucediera,
Y yo suplique al cielo porque
Así pasara.   

miércoles, 1 de febrero de 2012

Y un beso fue soñado.


Soñé, que entregabas tus labios a los míos,
El deseo guiaba tu lengua, buscando la mía;
Tus ojos atestiguaban a  mi favor,
Admitiendo tu deseo, con el brillo que obsequiaban.

Lucias hermosa, de otra forma no podría ser,
La naturaleza no oculta lo que el cielo crea…
Y tu compañía no esconde mi admiración,
Tal como tus ojos pretenden ocultar la pulsión,  
Qué tu cuerpo gritaba en aquel sueño hermoso y suplicado.

Tus labios húmedos, calmaron mi sed,
Los míos apasionados tu deseo acumulado,
Entre ambos, con los labios hicimos un matrimonio,
En que ninguno quería separarse del otro,
Soñé,  que besabas mis labios con sed.

Mordías pícaramente sin hacerme daño
Mi labio inferior,  que rogaba porque no pararas…
Mis manos tomaban tu nuca,
Asegurándose que no te marcharas,
Las tuyas hicieron lo mismo, clamando que siguiera,
Juntos hacíamos de aquel sueño una oración,
Que pedía hacerlo realidad al despertar.

En mis sueños estuviste,
Solo eso quería contarte,
Confesarte que tus besos son soñados,
Seguramente no por error,
Sino por petición,
De alguno de los dos,
O muy seguramente,
De los dos.